Carolina Dell´Oro

Flexibilidad y felicidad

Ya he comentado en otras ocasiones la importancia de reflexionar...

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Viernes 13 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
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Ya he comentado en otras ocasiones la importancia de reflexionar sobre la felicidad, especialmente porque los países han descubierto que el crecimiento puramente económico no hace más feliz a las personas. Y que lo que sí las hace más felices son los vínculos de calidad. Quizás a muchos les ha parecido extraño que este tema aparezca con tanta fuerza hoy, pero no nos olvidemos que lo que se ha de buscar en cualquier sociedad es el bien común: el conjunto de condiciones que permiten el desarrollo y plenitud de las personas. Es decir, el camino a la felicidad.



Estos vínculos de calidad se dan especialmente en tres áreas: la familia, los amigos y el trabajo, y la forma como estos ámbitos se relacionan e integran. De hecho, 60% de las mujeres quiere hacer más compatibles estos mundos, y esto va a ir aumentando cada vez más, porque necesitamos trabajar y buscamos alcanzar armonía en ello.

El trabajo es la fuente de desarrollo de la persona, es el modo de subsistencia y la posibilidad de desarrollo del país. Por su parte, la familia es la comunidad humana por excelencia donde las personas nos introducimos a la vida; donde se aprende a amar y ser amado, donde se descubre quiénes somos, y qué lugar ocupamos en el mundo.

La familia es una escuela de competencias sociales, de estrategias ganadoras para la vida: autocontrol, comunicación, confianza, colaboración, riesgo, fortaleza, perseverancia. Por tanto, si la familia deja de cumplir su rol veremos efectos muy claros, porque se va generando un deterioro social.

Hasta el momento este tema se ha centrado en políticas de flexibilidad, teletrabajo, postnatal, que son todas sin duda fundamentales. Pero creo que hay que dar un paso más allá y entrar en otro tipo de flexibilidad que es la integración y potenciación de ambos mundos. Más que conciliación de dos polos en conflicto, lo que debemos buscar es la integración de dos mundos que se necesitan.

Para hacerlo realidad, urge el desarrollo del concepto de flexibilidad, mirada más que como un tema de horario o jornada, como el traspaso y desarrollo de habilidades desde el mundo laboral al familiar y viceversa. Aprovechar las capacidades parentales para la vida laboral es la gran flexibilidad de mirada que debemos tener para poder armonizar trabajo y familia.

Con lo cual se produce un efecto muy interesante: que la familia deja de estar sólo en el ámbito privado, y se relaciona con otros ámbitos de la sociedad. Y por otro lado, las organizaciones desempeñan así un rol de responsabilidad social de profunda envergadura, que es promover y desarrollar -junto con las familias- el capital humano de un país. Y, además, asegura su sustentabilidad en el tiempo.

Esta es mi propuesta: promover desde lo público que las empresas capaciten a sus colaboradores en las habilidades parentales: capacidad de escuchar, el ejercicio de una verdadera autoridad, capacidad de entender y valorar las diferencias de sus hijos. Y al adquirir esas habilidades para la familia, se generarán al mismo tiempo las habilidades necesarias para el desarrollo laboral de estos mismos padres y madres, permitiéndoles integrar ambos mundos.

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